Turquía reactiva el genocidio sobre el pueblo kurdo

El pasado 9 de octubre se materializó lo que llevaba 7 años gestándose: la invasión de Rojava, norte de Siria, por parte del ejército turco. Esta invasión tiene un único objetivo, la destrucción del proyecto de Autonomía Democrática impulsada por el Movimiento de Liberación de Kurdistán en el norte de Siria. Este proyecto no supone ninguna amenaza militar contra Turquía, que es el segundo mayor ejército de la OTAN, sino una amenaza política en el mejor de los sentidos. La existencia de Rojava supone una referencia para los kurdos de Turquía, cuyos intentos de autodeterminación han sido aplastados de forma política y militar. No es casual que a la par que se produce la invasión de Rojava, el Estado turco destituya a los alcaldes electos kurdos de la mayoría de las ciudades. Es una guerra bajo la bandera del nacionalismo turco contra un pueblo y su movimiento político.

Que esta guerra pueda producirse se debe a varios factores. Por un lado la formación, por parte de Turquía, del llamado Ejército Nacional Sirio, compuesto por combatientes de facciones yihadistas y del ISIS. Por otro lado, la retirada de tropas de Estados Unidos tras alcanzar un acuerdo con Turquía. La única razón por la que Turquía no llevó este ataque antes fue por la negativa que había mantenido EEUU hasta ahora. El objetivo es crear un corredor de 30km de profundidad, el cual supone el desplazamiento forzoso de cientos de miles de personas, para asentar a parte de los refugiados sirios e iraquíes que Turquía acoge en su frontera. Es decir, Turquía está llevando a cabo una limpieza étnica.

La reactivación de la guerra en una zona que estaba prácticamente pacificada tiene consecuencias desastrosas. La Administración Autónoma no puede hacerse cargo de los miles de presos de ISIS bajo su custodia. Ya se han producido fugas e intentos de amotinamiento en los campamentos. Además, las células durmientes se reactivan y realizan pequeños atentados. Son más de 170.000 las personas desplazadas de forma forzada sin un lugar seguro al que acudir. Por no hablar de los problemas inherentes a la ocupación militar de parte del territorio sirio por parte de una fuerza extranjera.

Estas circunstancias han hecho que el tablero político-militar en Siria dé muchas vueltas. A día de hoy las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, la fuerza militar kurdo-árabe de la Administración Autónoma) han buscado un pacto con el gobierno sirio, mediante el cual el ejército de Bashar al-Asad protegerá la frontera con Turquía y las SDF se retirarán de determinadas posiciones. Además Rusia y Turquía han acordado otra retirada mayor de las SDF, las cuales lo han aceptado. La realidad es que el movimiento que ha dado lugar a la experiencia revolucionaria de Rojava no tiene la fuerza militar suficiente como para enfrentarse a una potencia militar mundial y, por tanto, debe llegar a acuerdos tácticos que permitan la supervivencia de las conquistas políticas y sociales. Esta es la clave en la que se mueven los dirigentes del movimiento: la supervivencia de su pueblo, evitar un genocidio y buscar una fórmula con el Estado sirio que permita el reconocimiento de las instituciones democráticas y comunales mientras se evita una invasión militar.

Havrim Khalef, el reflejo de lo que sucede.

No hay que escuchar la propaganda negra que algunos están tratando de esparcir. No es verdad. Como he dicho, somos muy cuidadosos y nuestro historial en este tipo de operaciones es bueno. Y los grupos sirios involucrados en la operación también son cuidadosos” – Cihad Erginay Embajador de la República de Turquía en España, en una entrevista realizada por El Confidencial, tras ser preguntado por las acusaciones de ejecuciones de civiles por parte de la milicia rebelde siria respaldada por Turquía.

Para ilustrar lo que supone esta invasión genocida por parte de Turquía conviene atender con que detenimiento actúa Turquía y cuánto de claro tienen que esto es una guerra con fundamento político.

El pasado domingo 13 de octubre Hevrin Khalaf se dirigía por carretera acompañada de su chófer y otro coche con civiles cuando un grupo mercenario aliado de Turquía les dio el alto. Tras ello, asesinaron a balazos a Hevrin, su chófer y los demás en la cuneta de la carretera a balazos. Iban desarmados y no suponían ninguna amenaza. El asesinato está registrado en vídeo junto con la famosa consigna de “Allahu Akbar”.

Hevrin era la Secretaria General del Partido del Futuro de Siria. Un partido democrático y multiétnico que apuesta por la liberación de la mujer, el respeto a la naturaleza y una Siria unida, democrática y de carácter federal. Fue una miembro destacada del comité de economía del Cantón de Cizire y parte del consejo presidencial del Consejo Democrático Sirio. Su vida estuvo dedicada a la lucha de las mujeres y la democracia.

Hevrin es el ejemplo claro de lo que supone la invasión de Turquía sobre el Norte de Siria. Una amenaza para la convivencia, para la paz, la democracia y las mujeres. Turquía es un Estado colonialista cuyo racismo contra los kurdos ha hecho desaparecer barrios enteros y ahora, en Siria, pone en marcha una limpieza étnica de la mano de fuerzas extremistas. Ya son 170000 las personas desplazadas y decenas los civiles asesinados.

Turquía y sus representantes son culpables de crímenes de guerra. El señor embajador miente. Como miente Turquía en cada información que transmite de los kurdos y sus organizaciones políticas.

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