Violencia contra la comunidad musulmana en La India: xenofobia y nacionalismo hindú

Una cuestión social que no ha recibido casi ninguna atención en los últimos meses en medios de comunicación globales han sido las violencias sufridas por la minoría social musulmana en La India. Aquello que sucede en las periferias de este capitalismo no nos preocupa lo más mínimo, obviamos que las consecuencias de los discursos autoritarios y xenófobos no solo se dan en la puerta de nuestra casa, y aún así cuando sucede delante de nuestras narices no queremos darle la más mínima relevancia. Desde nuestro periódico siempre buscamos no solamente hablar de aquello que es de sobra conocido por todas las personas en nuestro entorno, sino también acercar cuestiones sociales y políticas alejadas cultural o geográficamente.

Ataques a mezquitas al grito de ‘India para los hindúes’

La población musulmana comprende el 13,7% de las personas que viven en La India, unos 150 millones aproximadamente, cantidad muy grande, pero aún así suponen una minoría social debido a la cantidad total de personas que viven en el país hindú. Grupos de hombres armados sembraron el caos en algunos barrios de mayoría musulmana, a finales del mes de febrero causaron al menos 27 muertes en Nueva Dehli y más de doscientos heridos, una ola de odio hacia personas musulmanas que lleva ya produciéndose desde hace bastante tiempo en este país. Uno de los epicentros de estas violencias fue el populoso barrio de Bhajanpura, donde se dieron algunas manifestaciones de la minoría musulmana contra estas discriminaciones. Nacionalistas hindúes decidieron asaltar esta zona y agredir brutalmente a la población musulmana ante la mirada impasible en muchas ocasiones de la policía militarizada. En una ciudad de 18 millones de habitantes se vienen dando estas violencias nacionalistas desde hace ya mucho tiempo, pero a finales de febrero, la visita oficial de Donald Trump al país hindú, desató una ola de violencia basada en el nacionalismo, autoritarismo y la xenofobia hacia grupos sociales minoritarios. De esta manera el ejemplo de odio y discriminación tan asentado en la cultura europea y norteamericana es exportado y campa a sus anchas aprovechando el caldo de cultivo de una sociedad fragmentada.

Los barrios del noreste de Nueva Dehli fueron objeto de enfrentamientos muy graves, turbas de nacionalistas al grito de ‘India para los hindúes’ atacaron dos mezquitas y quemaron varios locales y casas de personas musulmanas. En uno de los hospitales de la ciudad reportaron heridos de bala, y según fueron pasando las horas, durante los dos días siguientes se dieron nuevos episodios violentos. La comunidad musulmana ha acusado al partido nacionalista hindú, Bharatiya Janata Party, actualmente en el poder gubernamental, y al grupo paramilitar Rashtriya Swayamsevak Sangh de promover esta violencia con marcados tintes xenófobos.

Discurso antimusulmán para esconder las luchas sociales y políticas

El mencionado Bharatiya Janata Party, o Partido Popular Indio, que fundado en 1980, ganó las elecciones presidenciales en 2014, y ostenta desde el año 2019 la mayoría absoluta parlamentaria en el Congreso Nacional. Este partido se presenta como firme defensor de los valores sociales y religiosos de la mayoría hindú del país, así como de las políticas conservadoras y una fuerte inversión en defensa y militarización. Su principal discurso social para lograr la mayoría parlamentaria es el hindutwá, que significa literalmente la cualidad de pertenecer a la religión hindú. Está fuertemente financiado por las grandes fortunas y empresarios del país hindú, ampliando su margen de votos y escaños en las últimas elecciones. Este partido centró su campaña en cuestiones de identidad nacional y seguridad, comprometiéndose a deportar a los migrantes bangladesíes y propuso el bombardeo de Pakistán tras el ataque ofensivo de Pulwama en el que murieron cuarenta militares hindúes, y reivindicado por un grupo islamista pakistaní. El discurso patriótico y de guerra al enemigo exterior centró toda la campaña de este partido político, que ha generado una ola nacionalista violenta en todo el país desde el año pasado. El Primer Ministro de la India, y líder espiritual de este partido es Narendra Modi, que tiene un largo historial ultranacionalista y de violencias desde el poder institucional. Mientras Modi era gobernador del Estado de Guyarat sucedió el conocido como progrom de 2002, una gran persecución que se cobró la vida de unos ochocientos musulmanes.

El gobierno hindú actual centra toda su política en la retórica antimusulmana, de esta manera quiere hacer frente a la altísima tasa de desempleo y al endurecimiento de las condiciones laborales, que está generando una oposición sindical muy potente a lo largo del país, fundamentalmente protagonizado por mujeres trabajadoras. Su respaldo social se ve fortalecido por un amplio abanico de organizaciones nacionalistas hindúes, denominada como Sangh Parivar, o Liga de Organizaciones Nacionalistas, entre las que se encuentra la mencionada  Rashtriya Swayamsevak Sangh. Esta es la mayor organización paramilitar del país compuesta por voluntarios cívico-religiosos que propugnan la conversión obligada al hinduismo de toda la población que viva en La India.  La RSS fue fundada en septiembre de 1925, y su ideología está basada en el principio del servicio desinteresado a la nación india, proporcionando un entrenamiento físico a través de la disciplina hindú y conformar la Hindu Rashtra, o nación espiritual hindú.

El origen y desarrollo de los grupos paramiliares nacionalistas en La India

La organización cuando fue fundada no fue especialmente hostil al colonialismo británico, sino todo lo contrario, ya que algunos de sus miembros preferían colaborar con el Imperio Británico y unirse al ejército para luchar contra los musulmanes, considerados como los principales enemigos. Fue primeramente prohibido por los británicos, por ser unos aliados ciertamente incómodos, y tras la Independencia de La India fue prohibida hasta en tres ocasiones. La primera de estas fue en febrero de 1948, cuando un miembro de la RSS, Nathuram Godse, asesinó a Mahatma Gandhi; entre 1975 y 1978 en el periodo político conocido como la Emergencia, y en 1992 después de que miles de personas organizadas por la RSS demolieran una mezquita en la ciudad de Ayodhya.

La violencia que se vivió a finales del mes de febrero es un episodio más en esta escalada histórica de odio contra la comunidad social musulmana, discurso que se ve reforzado por los principales países occidentales que han creado en estas últimas décadas en el islamismo un enemigo religioso-cultural para imponer un mayor autoritarismo y control social. La Ley Antiterrorista ha sido ampliada para criminalizar a la oposición de izquierdas al gobierno ultranacionalista hindú.

Las medidas restrictivas a la comunidad musulmana han llegado a tales niveles que estos deben solicitar el reconocimiento de la ciudadanía ligada a su residencia en La India por varias generaciones. La discriminación social de los musulmanes en el país hindú es alarmante, ya que el 90% de esta comunidad vive en la más absoluta pobreza. El autoritarismo y la xenofobia no son un coto privado de la vieja Europa, estas ideologías solo pueden erradicarse destruyendo los pensamientos culturales que los perpetúan generación tras generación. Esto tan doloroso implica también destruir un poquito de lo que somos.

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