Autor: Coordinadora de Vivienda de la Comunidad de Madrid y Obra Social PAH. 264 páginas. Marzo de 2017. Ed. El Viejo Topo.
El circuito cerrado y autorreferencial entre medios de comunicación de masas e instituciones políticas impide la participación de las gentes en el debate social. Dentro de ese circuito es donde se ha construido ese arquetipo fantasmal del “okupa”, caracterizado por su desprecio a la convivencia social y el puro egoísmo.
En los últimos años el plató televisivo ha recogido innumerables testimonios sobre supuestos okupas que desposeen a familias de sus casas o mafias que regentan inmuebles deshabitados para su propio provecho. De estas anécdotas se han hecho eco las instituciones madrileñas y todos los partidos. Desde Cristina Cifuentes hasta Manuela Carmena.
Esta última decía hace poco que “Hay que acabar con la ocupación, lo que no puede ser es que la gente se vaya de vacaciones, vuelva y esté su piso ocupado”. Pareciera que durante un momento a la Alcaldesa-Jueza se le hubiera olvidado el Código Penal y, en un arrebato tertuliano, confundiera usurpación con allanamiento.
No se trata de un despiste. Se trata del discurso generalizado y en aumento. Es la excusa para no hacer nada de esas mismas instituciones políticas que han decidido ignorar el problema de la vivienda escondiéndose del dedo acusador popular tras el maniquí del temido okupa malo.
Este es el contexto en el que la Coordinadora de Vivienda de la Comunidad de Madrid recopila y estructura tanto los datos estadísticos sobre desalojos y ocupaciones, como los testimonios de cientos de personas y familias que han acudido a la ocupación como la última vía para garantizar el Derecho a la Vivienda de los suyos. El libro ofrece un diagnóstico del problema inmobiliario y aporta las herramientas colectivas de solución a sus nefastas consecuencias.
Este ensayo pone voz a las personas que han vivido de primera mano la experiencia del desahucio y la ocupación. Son crudos testimonios sobre vulneraciones de derechos y situaciones desesperadas, pero también, de cómo se construyen las redes de solidaridad que son necesarias para incorporarse a esta lucha por la dignidad. En definitiva, se trata de una galería de los testimonios de aquellas/os que han convertido casas vacías en hogares y cadáveres urbanísticos en comunidades vecinales. De sus palabras aprendemos cómo y por qué.
“La vivienda no es delito” está dirigido a los colectivos sociales en lucha por la Vivienda, su interlocutor natural, y en su preparación y redacción han participado decenas de personas. Puedes conseguir un ejemplar visitando la tienda de la editorial o contactando con tu Asamblea de la PAH o Stopdesahucios más cercana.