Represión o impunidad. Todo depende del cristal con que se mire

En estos últimos meses, mucha gente parece haber descubierto una novedosa herramienta del poder, el lawfare, el típico montaje policial, judicial y mediático que llevan sufriendo toda la historia quienes se oponen a éste.

Denuncias falsas, atestados policiales plagados de mentiras y recogidas por medios de comunicación a sabiendas de su falsedad (o, al menos, dándoles el inmerecido beneficio de la duda, sin contrastar mínimamente), peticiones de penas exageradas, abuso sistemático de la prisión preventiva y condenas basadas exclusivamente en el testimonio policial (desde aquí, un fuerte abrazo a los 6 de Zaragoza que están entrando en prisión) han sido y son el día a día de aquellas personas que luchan por un mundo más justo.

Provoca una mezcla de ternura y de rabia entre quienes estamos acostumbradas a sufrir la violencia policial y hemos tenido a tantas compañeras detenidas y encarceladas por el juego sucio del Estado, (¿acaso el Estado puede jugar limpio?) ver al presidente del Gobierno indignado y sorprendido porque resortes del poder que no controla se vuelven contra él. Contra él, que durante su Gobierno se han mantenido policías infiltrados que han mantenido relaciones afectivas y sexuales con militantes de colectivos de barrio y que han sido premiados tras ser descubiertos.

De un McDonald´s de Badalona…

Pero este artículo estaba pensado antes de que nuestro Presidente se entristeciera, a raíz de dos noticias leídas a mediados de abril y que entendíamos que describían perfectamente un sistema judicial y policial racista.

La primera de ellas trata de la detención de un “yihadista”, un “lobo solitario”, un “terrorista”, como ha sido calificado por policía, jueces y medios de comunicación. Hamza, de origen paquistaní y ataviado con un pañuelo palestino (ambas cosas que, como veremos, van a jugar en su contra), trató de romper la cristalera de un McDonald´s de un centro comercial de Badalona a golpes de hacha. Fue detenido al momento, sin oponer resistencia.

Lo que en situaciones normales se resolvería con una citación para un juicio por un delito de daños que finalizaría con una multa, a esta persona puede destrozarle la vida. Dos hechos han llevado a que la Audiencia Nacional asuma que estamos ante un caso de terrorismo y a ordenar el ingreso en prisión sin fianza, prisión que al momento de escribir estas líneas lleva sufriendo un mes y que, si se sigue el guion establecido para estos casos, se alargará hasta que sea juzgado por nuestro tribunal de excepción.

El primer hecho que le ha llevado a prisión es que él mismo manifestó a los policías que le detuvieron que “hoy he visto un vídeo en el que mataban a niños palestinos y por eso ataqué el McDonald’s”. Conviene recordar que en los 7 meses de genocidio israelí en Gaza, unos quince mil niños han sido asesinados, 70 niños muertos cada día que provocan que a cualquiera con un poco sangre en las venas se le ocurran muchas cosas peores que romper una luna de un McDonald´s. Conviene recordar también que McDonald´s, que siempre ha estado en el punto de mira del movimiento internacional de solidaridad con Palestina BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones), ha donado públicamente su mierda de comida a los soldados israelíes que, por ahora, han matado a treinta y cinco mil palestinas.

El segundo, y tal y como relata El País, es que “creía que, inevitablemente, iba a ser abatido por la policía. Y envió un vídeo de despedida a su familia en Pakistán, un gesto habitual de los terroristas islámicos que se disponen a ir al paraíso”. Un mismo hecho, creer que la policía te va a matar por romper una cristalera y, por si acaso, despedirte de la familia, se puede interpretar de maneras distintas según tus vivencias y tus intereses. Quien, por racismo y por el mantenimiento de su miserable puesto de trabajo, ve terrorista a cualquier musulmán, entiende que refuerza su hipótesis de terrorismo. A nosotras, que la gente tema ser tiroteada por la policía nos demuestra la brutalidad policial existente y no nos da mucha tranquilidad.

. a los agricultores de El Ejido

Mientras que la noticia anterior no tuvo apenas repercusión, sí que logró más eco esta otra información: nueve agricultores (forma de denominar a empresarios de la agricultora) de El Ejido fueron detenidos tras intentar incendiar una nave industrial de productos agrícolas en la que se encontraban veinticinco trabajadores que tuvieron que escapar por una salida de emergencia. Según la investigación policial, se conocieron en diferentes foros de protesta por la situación del sector agrario, frecuentados por la extrema derecha. Parece ser que «se fueron radicalizando» en los distintos chats de los que formaban parte, retroalimentándose hasta que proyectaron la acción incendiaria, que quedó grabada por cámaras de videovigilancia.

Esta vez, el motivo (que esa empresa comerciaba con Marruecos), los hechos (un incendio que pudo provocar la muerte de los empleados) y los autores (españoles “radicalizados en chats”) hicieron que quedaran en libertad tras declarar.

No creemos que sea necesario realizar sesudos análisis de cómo ser español, empresario y de extrema derecha ha influido en su libertad y de cómo ser musulmán, migrante y solidario con Palestina ha llevado a prisión a Hamza.

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